Los sindicatos franceses convocaron para este jueves a nuevas protestas contra una impopular reforma de las pensiones, en un último intento de presión antes de la decisión determinante del Consejo Constitucional sobre esta ley clave para el presidente liberal Emmanuel Macron.
Aunque la movilización llegó a contar el 7 de marzo con entre 1,28 millones de manifestantes, según la policía, y 3,5 millones, para el sindicato CGT, esta ha caído desde entonces y, este jueves, las autoridades esperan entre 400.000 y 600.000.
La huelga en sectores clave como el transporte y la energía también tiene un alcance menor, si bien los basureros de París anunciaron retomar su paro, después que uno anterior de tres semanas dejara hasta 10.000 toneladas de basura acumuladas en las calles.
“No es el momento de ceder, es lo que esperan Macron y [la primera ministra Élisabeth] Borne (…) Hay que seguir demostrando que el pueblo está contra la reforma”, dijo el miércoles a la AFP Johan Chivert, un estudiante de Toulouse (sur).
Francia vive su duodécima jornada de manifestaciones y huelgas desde enero contra el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, para cobrar una pensión completa.
Pese al rechazo sindical y de una mayoría de franceses, según los sondeos, el gobierno francés se niega a retirar su reforma y espera ahora la decisión del Consejo Constitucional, que de validarla abriría la puerta a su promulgación.
“El país debe seguir avanzando”, dijo el miércoles Macron durante una rueda de prensa en Ámsterdam, donde anunció que propondrá una reunión a los actores sociales para ver cómo “seguir adelante” independientemente de la decisión de la institución.
Pero la tarea no se anuncia fácil. El conflicto social se encuentra enquistado en Francia y cada parte campa en sus posiciones. Además, la relación se tensó en las últimas semanas entre Macron y los líderes sindicales, sobre todo con el moderado Laurent Berger, de la CFDT.
Los sindicatos acusan al presidente de no escuchar el rechazo y de imponer por decreto la reforma, al temer perder la votación en el Parlamento, provocando en su opinión una “crisis democrática” y beneficiando a la ultraderechista Marine Le Pen, que sube en los sondeos.
A la espera de los “sabios”
Los nueve “sabios” del Constitucional deben el viernes pronunciarse sobre la validez o no de la reforma y sobre un pedido de referendo sobre la edad de jubilación solicitado por la oposición de izquierda, decisiones que marcarán la continuidad de la movilización.
Los observadores consideran poco probable una anulación total de la reforma y abogan más bien porque se anulen partes de la misma que, dependiendo de cuáles y de su alcance, podrían reforzar el reclamo de los sindicatos de una suspensión o retirada de la ley.
El visto bueno al referendo podría reconducir además la movilización, que desde mediados de marzo se radicalizó con disturbios y choques con la policía en París y otras ciudades, ya que su primer reto sería recabar las 4,87 millones de firmas necesarias para su celebración.
Entre las hipótesis estudiadas por los sindicatos tras la decisión del Consejo Constitucional figuran nuevas manifestaciones unitarias para el 1º de mayo, con motivo del Día Internacional de los Trabajadores, e incluso la convocatoria de una marcha gigante en París.
Francia es uno de los países europeos donde la edad de jubilación es más baja, sin que los regímenes sean completamente comparables. El gobierno asegura que su reforma busca evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones.