Una controversial solución. Desde enero de 2023, la Administración del demócrata Joe Biden amplió la política de expulsiones por la pandemia del Covid-19 conocida como Título 42, una herencia de Donald Trump que permite las deportaciones inmediatas de migrantes y limita el derecho a pedir asilo político especialmente a provenientes de Nicaragua, Cuba y Haití. Los venezolanos ya sufrían la medida desde octubre del año pasado.
Desde entonces, las cifras muestran un descenso mayúsculo en los arrestos de migrantes que cruzaron de forma irregular: disminuyeron 96% en los dos primeros meses del año, según cifras proporcionadas a EFE por un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés).
Solamente entre enero y febrero de este año se registró el nivel más bajo de arrestos desde 2021. Los encuentros entre las autoridades estadounidenses y los migrantes pasaron de un promedio de 1.231 a comienzos de enero a un promedio de 46 a finales de febrero.
Pero mientras Biden endurecía los ingresos en la frontera sur de Estados Unidos, propuso una solución temporal al drama migratorio por medio de un parole humanitario para los nacionales de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
Los procedentes de estos países que comparten profundas crisis económicas, inseguridad y denuncias de persecución política de opositores, pueden solicitar el ingreso desde sus embajadas y entrar por avión a Estados Unidos, con un permiso temporal que les permite trabajar y vivir allí, siempre y cuando tengan un patrocinador estable económicamente en Estados Unidos.
Según datos del funcionario del Departamento de Seguridad Nacional, al 31 de marzo 55.000 cubanos, nicaragüenses y haitianos recibieron autorización de viaje. Más de 40.000 venezolanos han sido autorizados desde octubre y hasta marzo.
Cerca de 15.000 cubanos, más de 18.000 haitianos, más de 7.500 nicaragüenses y más de 32.000 venezolanos llegaron legalmente a Estados Unidos a través de estos procesos.
«Desde el anuncio del presidente en enero, los arrestos en los puertos de entrada en la frontera suroeste han disminuido drásticamente. El uso exitoso de estos procesos demuestra claramente que los no ciudadanos prefieren utilizar un camino seguro, legal y ordenado a los Estados Unidos si hay uno disponible, en lugar de poner sus vidas en manos de contrabandistas despiadados», agregó la fuente.
El Título 42, la criticada herencia de Trump que Biden extendió
Pero que la Administración de Biden use una medida que fue tachada de “cruel” durante la Administración de Trump ha traído fuertes críticas de organizaciones de derechos humanos e incluso de algunos miembros del Partido Demócrata.
La medida cierra una de las principales vías de protección para personas vulnerables: el derecho a solicitar asilo al llegar a suelo estadounidense.
Este derecho figura en el artículo 208 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952 y es independiente a la nacionalidad, o incluso la ruta o medio que el migrante eligió para llegar a Estados Unidos.
Ochenta congresistas demócratas liderados por el senador Robert Menéndez pidieron al Ejecutivo revertir la decisión de expulsar a las personas de Cuba, Nicaragua y Haití que crucen de forma irregular la frontera con México.
Pero el Gobierno de Biden defiende la medida argumentando que debe seguir aplicando esa normativa por orden del Tribunal Supremo. Desde 2020, cuando entró en vigor el Título 42 bajo la premisa de la seguridad sanitaria a raíz de la pandemia del Covid-19, se han expulsado a 2,5 millones de migrantes, según datos de la organización International Rescue Committee.
Alejandro Mayorkas, Secretario de Seguridad Nacional, resaltó “un descenso significativo en las llegadas de cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos entre nuestros puertos de entrada en la frontera sur. Este es el modelo que hemos construido y que seguiremos construyendo“.
Pero ese “modelo” consiste mayoritariamente en la restricción del asilo y las expulsiones, algo que podría explicar la drástica caída de las detenciones en la frontera sur, según un análisis de Adam Isacson, director del programa de Supervisión de Defensa de WOLA, una organización independiente que monitorea la actuación de EE.UU. en América Latina.
“A pesar de haber prometido restaurar y fortalecer el sistema de asilo estadounidense, la Administración Biden, siguiendo mandatos de tribunales federales, ha mantenido en vigor la restricción más severa: la orden de expulsión por pandemia de Título 42 de marzo de 2020. El Título 42 podría terminar en mayo, junto con la emergencia de salud pública del gobierno estadounidense”, escribió Isacson en un análisis publicado por WOLA.
Según el analista, es probable que después del Título 42 vengan nuevas medidas restrictivas para los migrantes.
“La Administración Biden no tiene intención de restablecer el derecho a solicitar asilo tal y como existía antes de la pandemia. A medida que los funcionarios de la administración tratan de prevenir la llegada a gran escala de inmigrantes en busca de protección, su plan va tomando forma. Se están preparando dos nuevas medidas radicales para limitar el asilo en la frontera, y ambas se parecen a las políticas que la administración Trump había intentado aplicar”, explicó.
Mientras se define la política fronteriza, aumenta el flujo migratorio y los peligros
Más de 100.000 migrantes han cruzado en lo que va de año la selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, una cifra histórica que muestra un «incremento preocupante» al sextuplicar la del mismo período de 2022, alertó la Agencia de la ONU para los Refugiados, Acnur, y la Organización Internacional para las Migraciones, OIM.
Panamá, país que recibe a los migrantes que sobreviven a la peligrosa selva, augura que, de mantenerse este ritmo de llegadas al país, 2023 «podría cerrar con el cruce de más de 400.000 personas» que viajan de manera irregular hacia Norteamérica.
«Panamá enfrenta una de las crisis de movimientos mixtos más desafiantes de la última década, como parte de un desplazamiento sin precedentes a través de las Américas», revela el comunicado en conjunto de Acnur y la OIM.
Eduardo Leblanc, Defensor del Pueblo de Panamá, comentó que desde el 1 de enero y hasta mediados de abril, casi 100.000 personas habían cruzado la selva. En todo 2022 fueron 248.284, y el año anterior 133.726, ambas cifras históricas en su momento.
Acnur y la OIM «reportan que las personas abandonan su país de origen frecuentemente con motivaciones económicas, incluyendo la falta de acceso a empleo». «Más de la mitad de las personas también señalan haber huido de sus países debido a los niveles generales de inseguridad o amenazas, así como ataques específicos contra ellos y sus familiares», dijeron.
Los peligros del camino hacia Estados Unidos
Atravesar el Darién es solo un ejemplo de los riesgos a los que se enfrentan los migrantes en su camino hacia Estados Unidos. Detrás de las cifras de la reducción de llegada de migrantes al país norteamericano se esconden también los números de víctimas que deja el recorrido.
A finales de marzo, un incendio en un centro del Instituto Nacional de Migración de México en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, dejó 39 personas muertas y decenas más heridas. México identificó a ocho presuntos responsables del incidente que causó conmoción, especialmente porque un video de vigilancia mostró cómo los funcionarios abandonaron el lugar y dejaron a los migrantes encerrados pese al incendio.
El mes pasado, México rescató a 343 migrantes que fueron abandonados por el conductor en la caja de un camión en Veracruz. La mayoría eran centroamericanos y entre ellos había 103 menores no acompañados.
La semana pasada, las autoridades mexicanas rescataron a 121 migrantes que habían sido secuestrados en San Luis Potosí. Según los testimonios, los delincuentes pedían 3.000 dólares a sus familiares bajo amenaza de asesinarlos.
“Debe haber una mejor forma para que las personas migrantes busquen protección, en lugar de ser obligados a recorrer rutas inseguras, dominadas por el crimen organizado y funcionarios corruptos, para pisar suelo estadounidense y pedir asilo”, expresó Isacson.