Sudán termina su domingo 16 de abril con más enfrentamientos entre el Ejército sudanés, comandado por el general Abdel Fattah Burhan, y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), dirigidas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, también conocido como Hemedti.
Bombardeos y aviones militares acompañaron la caída de la noche en Kafouri, en el distrito de Bahri, donde hay una base militar de las FAR, y en Omduram. Jartum, la capital, fue el principal escenario de nuevos intercambios militares.
Los dos generales, que entraron ayer en una lucha directa de poder, acordaron una tregua de tres horas para lograr la evacuación de civiles. A pesar de que la pausa se incumplió rápidamente, más de 1.200 personas pudieron salir de Jartum, según reportó un trabajador de la Media Luna Roja sudanesa a EFE.
Los enfrentamientos han dejado, por ahora, 59 personas fallecidas, entre las cuales se encuentran tres trabajadores del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. También se registran cerca de 600 personas heridas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ofreció cifras más elevadas: 83 fallecidos y 1.126 heridos. Sin embargo, su registro empieza el 13 de abril, dos días antes de que empezaran los enfrentamientos, en un ejemplo de que las tensiones habían empezado a escalar.
Es difícil saber con certeza las posiciones de ambos bandos y sus victorias o derrotas: según testimonios sobre el terreno recogidos por la agencia Reuters, parece que el Ejército regular sudanés logró golpear duramente algunas de las bases de las FAR. Los militares también aseguraron haber recuperado parcialmente el control del palacio presidencial, asaltado por los paramilitares, y estar asediando el aeropuerto internacional, tomado ayer por las FAR.
Egipto y Sudán del Sur se ofrecen para mediar
La comunidad internacional trabaja desde ayer, cuando estallaron los primeros enfrentamientos, para buscar una salida a la situación. El secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamado a la calma y también condenó duramente a los responsables de las muertes de los trabajadores humanitarios. «Deberán ser llevados ante la justicia sin tardanza», escribió en Twitter.
La Unión Africana anunció que enviarían a un representante a Sudán para tratar de mediar un alto al fuego. La Liga Árabe también discutió la situación en una reunión de emergencia este domingo en El Cairo.
Además, Egipto y Sudán del Sur se ofrecieron a mediar entre ambos bandos del conflicto «ya que la escalada de violencia solo conducirá a un mayor deterioro de la situación». Ambos países han auspiciado ya diálogos y negociaciones en el profundo conflicto que atraviesa Sudán desde la deposición de Omar Al Bashir en 2019.
Sin embargo, en la reunión de la Liga Árabe, Sudán pidió que no haya «Interferencia internacional» en la resolución del conflicto. En palabras de Al Sadiq Omar Abdalá, el representante del país dentro de esta asociación, subrayó la demanda de dejar «el asunto a los sudaneses para que completen el arreglo entre ellos».
Una guerra de poder entre dos generales
Las tensiones entre Burhan y Hemdeti no eran un secreto en Sudán. A pesar de que ambos se aliaron para derrocar un gobierno civil en 2021, las rivalidades no tardaron en aparecer, especialmente a raíz de los desacuerdos sobre cómo integrar las fuerzas paramilitares FAR, de Hemdeti, al Ejército regular sudanés, de Burhan.
El golpe de Estado de ambos generales, ahora enfrentados, pusieron fin a la transición democrática que perseguía Sudán desde la revuelta que terminó con el Gobierno de Omar Al Bashir en 2019.
Ahora, esta nueva oleada de violencia parece alejar todavía más el objetivo de un Gobierno civil y de unas elecciones democráticas en Sudán. El Ejército se niega a negociar con las FAR y pide que se disuelvan las fuerzas; Hemdeti acusó a Burhan de «mentiroso» y «criminal».