Dos hombres iraníes acusados de haber asesinado a un paramilitar durante las manifestaciones que sacuden al país desde hace más de tres meses, fueron ejecutados este sábado 7 de enero. Se eleva así a cuatro el número de manifestantes que fueron oficialmente ejecutados tras las movilizaciones.
Mohammad Mehdi Karami y Seyyed Mohammad Hosseini, principales autores del crimen que condujo al injusto martirio de Ruhollah Ajamian, fueron ahorcados esta mañana.
declaró el poder judicial en un comunicado.
Inicialmente, cinco personas habían sido condenadas a muerte en primera instancia por el asesinato del miembro de los Basij. Sin embargo, el Tribunal Supremo confirmó este martes las sentencias de los dos jóvenes, mientras que las de “Hamid Ghare-Hasanlou, Hossein Mohammadi y Reza Aria fueron anuladas por “vicios de procedimiento” y se ordenó un nuevo juicio.
El pasado 3 de noviembre, Ruhollah Ajamian fue asesinado en Karaj, a 30 km al oeste de Teherán, en una manifestación por la muerte de Mahsa Amini. Según vídeos compartidos por los medios de comunicación locales, decenas de personas atacaron al guardia de seguridad, lo apuñalaron y lo golpearon, llevándolo a su muerte.
“Juicios farsa”
El mes pasado, Amnistía Internacional calificó las condenas de varios participantes a las protestas de “juicios farsa concebidos para intimidar a los manifestantes de la revuelta popular que ha sacudido el país”.
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Tanto la organización como los familiares de los condenados denuncian que, en estos juicios, se les niega a los acusados el derecho a una defensa adecuada y el acceso a abogados de su elección, siendo obligados a recurrir a abogados de oficio.
Amnistía Internacional afirmó que el tribunal que condenó a Mohammed Mehdi Karami se basó en confesiones forzadas.
Por su parte, el abogado de Seyyed Mohammad Hosseini afirmó que su cliente había sufrido graves torturas como descargas eléctricas y que las confesiones obtenidas bajo tortura carecían de base legal.
Pero Irán niega haber usado la tortura para obtener confesiones.
Desde el inicio del movimiento de protesta, la justicia iraní ha condenado a muerte a 14 personas en relación con las manifestaciones. De ellas, cuatro han sido ejecutadas, dos han visto confirmadas sus condenas por el Tribunal Supremo, seis están a la espera de un nuevo juicio y otras dos pueden recurrir.
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Llega el cuarto mes de protestas
Mahsa Amini, un joven kurda de 22 años murió bajo custodia el 16 de septiembre tras ser detenida por la policía de la moral por llevar mal puesto su velo. Su muerte dio lugar a un movimiento de protestas que representa uno de los mayores desafíos a la República Islámica desde su creación en 1979.
Irán culpa los disturbios a sus enemigos extranjeros y ha usado una represión extremadamente violenta para debilitar al movimiento. La fuerza Basij, afiliada a la Guardia Revolucionaria iraní, ha estado detrás de gran parte de esta represión.
Según el grupo de derechos humanos HRANA, hasta el viernes, 517 manifestantes habían muerto durante los disturbios, entre ellos 70 menores. 68 miembros de las fuerzas de seguridad también murieron.
A pesar de la represión feroz, las manifestaciones han seguido y este fin de semana, los iranies fueron llamados a manifestarse de nuevo.
