Los apagones fueron uno de los detonantes de las masivas protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021, las mayores en 60 años.
A un año de distancia y cuando el calor del verano arrecia, los cortes han provocado nuevas manifestaciones en algunas pequeñas comunidades.
Haciendo sonar calderos, decenas de personas marcharon en la noche el 14 de julio en Los Palacios, un pueblo de Pinar del Río, en el oeste. “¡Pongan la corriente, pinga!“, “¡No queremos muela!” (meras palabras), “¡Abajo la dictadura!”, se escucha en videos difundidos en redes.
Funcionarios confirmaron que la protesta estalló por una falla eléctrica y que no hubo detenidos ni actos vandálicos.
Medios independientes reportaron protestas similares el jueves 21 de julio en Jagüey Grande, Matanzas (oeste) y en Caibarién y Sagua la Grande, en Santa Clara (centro).
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Los manifestantes responden a “la contrarrevolución y a lo que quieren los que nos tienen bloqueados”, dijo al día siguiente el presidente Miguel Díaz-Canel, en alusión al embargo de Estados Unidos.
“El punto de fatiga”
Hasta ahora estos cacerolazos eran impensables en la isla, donde cerca de 700 manifestantes del 11 de julio siguen en prisión.
Los apagones no son nuevos en Cuba. En la década de 1990 durante el llamado “periodo especial” se prolongaban hasta 16 horas al día.
Sin embargo, “no había un desgaste político acumulado, ni se había alcanzado el punto de fatiga que existe hoy.
Ahora no hay apagones de 16 horas, como en 1993- 94; pero su impacto es muy superior, como demostró el 11 de julio”, sostiene el sociólogo cubano Rafael Hernández, en un artículo publicado en el Center for Latinoamerican & Latino Studies, de la American University.
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Según cifras oficiales, el 68% de los hogares cubanos cocina con estufas eléctricas. Los cortes de luz programados afectan a diferentes localidades en horas de mayor consumo, cuando se prepara la comida.
“Comprensión” y “ahorro”
Díaz-Canel ha pedido a los cubanos “comprensión” y “ahorro” de electricidad ante una situación que no tiene solución “inmediata”.
Según la Unión Nacional Eléctrica (UNE, estatal), el 95% de la generación de energía se realiza con combustibles fósiles, parte de ellos importados que, en la actual coyuntura internacional, cuestan un 30% más.
El Gobierno ha reconocido que de los 20 bloques generadores de energía con que cuenta el país, 19 sobrepasan los 35 años de vida útil que tienen estos equipos.
Los trabajos de mantenimiento iniciados en mayo y las constantes averías dejan muy poco margen de maniobra a la Administración cubana.
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“La situación de emergencia que atraviesa el sistema eléctrico se mantendrá y se va a ir recuperando gradualmente”, dijo días atrás a la televisión estatal Edier Guzmán, director de generación térmica de la Unión Eléctrica.
El sistema eléctrico nacional tiene actualmente una disponibilidad de distribución de energía promedio de 2.500 megawatts, insuficiente para la demanda de los hogares en horarios de máximo consumo, que alcanza los 2.900 megawatts.